Mi Fortuna
Siempre avara conmigo la fortuna
de mi alcance sus dones ha
alejado;
a perpetua pobreza condenado
por un capricho fui desde la cuna.
Mis locas esperanzas, una a una,
cual seductores sueños han pasado;
pero nunca en mis ansias he
llevado
al pie de esa deidad queja
importuna.
Con otro don divino estoy
contento,
no comparable a material tesoro:
mi noble corazón y mi talento.
De mi Patria a la gloria éste
dedico,
y a la tierna beldad a quien adoro
mi corazón entero sacrifico.
Medardo Ángel Silva
Aniversario
¡Hoy cumpliré veinte años:
amargura sin nombre
de dejar de ser niño y empezar a
ser hombre
de razonar con lógica y proceder
según
los sanchos profesores del sentido
común!
¡Me son duros mis años y apenas
si son veinte ;
ahora se envejece tan
prematuramente,
se vive tan de prisa, pronto se va
tan lejos,
que repentinamente nos encontramos
viejos,
enfrente de las sombras, de
espaldas a la aurora,
y solos con la esfinge siempre
interrogadora!
¡Oh!, ¡madrugadas rosas olientes a
campiñas
y a flor de virgen! entonces
estaba el alma niña
Y el canto de la boca fluía de
repente
y el reír sin motivo era cosa
corriente.
Iba a la escuela por el más largo
camino
tras dejar, soñoliento, la sábana
de lino,
y la cama bien tibia, cuyo
recuerdo halaga
sólo al pensarlo ahora; aquel San
Luis Gonzaga
de pupilas azules y risa
cabellera
que velaba los sueños desde la
cabecera.
Aunque yendo despacio al fin de la
callejuela
acaba, y estábamos al frente de la
escuela
con el Mantilla bien oculto bajo
el brazo;
y haciendo, en el umbral, mucho
más lento el paso.
Y entonces era el ver la calle más
bonita,
más de oro el sol y más fresca la
mañanita.
Y después, en el aula, con qué
mirada inquieta
se observaban las huellas rojas de
la palmeta
sonriendo no sin cierto medroso
escalofrío,
de la calva del dómine y su sueño
sombrío...
Pero, ¿quién atendía a las
explicaciones?...
¡Hay tanto que observar en los
negros rincones!
Y, además es mejor contemplar los
gorriones
en los hilos: seguir el áureo
derrotero
de un rayito de sol o el girar
bullanguero
de un insecto vestido de seda
rubia o una
mosca de vellos de oro y alas
color de luna.
¡El sol es el amigo más bueno de
la infancia!
¡Nos miente tantas cosas bellas a
la distancia!
¡Tiene un brillar tan lindo de
onza nueva! ¡Reparte
tan bien su oro que nadie se queda
sin su parte!
Y por él no atendíamos a las
explicaciones;
ese brujo Aladino evocaba visiones
de las Mil y una Noches de las Mil
Maravillas
y beodas de sueños, nuestras almas
sencillas,
sin pensar, extendían las manos
suplicantes
como quien busca a tientas puñados
de diamantes.
¡Oh!, los líricos tiempos de la
gorra y la blusa
y de la cabellera rebelde que
rehúsa
la armonía de los peinados
maternales,
cuando íbamos vestidos de ropa
nueva a misa
dominical y pese a los serios
rituales,
al ver al monaguillo soltábamos la
risa!
¡Oh!, los juegos con novias de
traje a las rodillas
los besos inocentes que se dan a
hurtadillas
a la bebé amorosa de diez a doce
años,
y los sedeños roces de sus rizos
castaños
y las rimas primeras y las cartas
primeras
que motivan insomnios y producen
ojeras!
¡Adolescencia mía: te llevas
tantas cosas
que dudo si ha de darme la
juventud más rosas
y siento como nunca la tristeza
sin nombre
de dejar de ser niño y empezar a
ser hombre!...
¡Hoy no es la adolescencia mirada
y risa franca,
sino el cansado gesto de precoz
amargura
y está el alma que fuera una
paloma blanca
triste de tantos sueños y de tanta
lectura!
El alma en los labios
Cuando
de nuestro amor la llama apasionada,
dentro
de tu pecho amante contemples extinguida,
ya
que sólo por ti la vida me es amada,
el
día en que me faltes me arrancaré la vida.
Porque
mi pensamiento lleno de este cariño,
que
en una hora feliz me hiciera esclavo tuyo,
lejos
de tus pupilas es triste como un niño,
que
se duerme soñando en tu acento de arrullo.
Para
envolverte en besos quisiera ser el viento,
y
quisiera ser todo lo que tu mano toca;
ser
tu sonrisa, ser hasta tu mismo aliento,
para
poder estar más cerca de tu boca.
Vivo
de tu palabra y eternamente espero,
llamarte
mía como quien espera un tesoro.
Lejos
de ti comprendo lo mucho que te quiero,
y
besando tus cartas ingenuamente lloro.
Perdona
que no tenga palabras con que pueda,
decirte
la inefable pasión que me devora;
para
expresar mi amor solamente me queda,
rasgarme
el pecho, Amada, y en tus manos de seda,
dejar
mi palpitante corazón que te adora.
La Ronda de noche
Rueda
como una lágrima en la atmósfera fina,
la voz del campanario antiquísimo: la una...
y su eco pasa, leve como una ave marina,
sobre los techos blancos de escarcha de la luna.
Finge una lanzón la antigua torre de San Alejo,
a cuyo extremo brilla, temblando una estrellita...
húmedos callejones... Casas de tiempo viejo,
con ventanas que el viento, como un ladrón, agita...
Una copla canalla tiembla en el aire puro...
guiña un farol, su guiño se refleja en el muro
y hace mayor el duelo de los sucios portales...
El paso de la ronda se pierde en la calleja
y el rumor de las ramas, en la penumbra, deja
épicas remembranzas de días coloniales.
la voz del campanario antiquísimo: la una...
y su eco pasa, leve como una ave marina,
sobre los techos blancos de escarcha de la luna.
Finge una lanzón la antigua torre de San Alejo,
a cuyo extremo brilla, temblando una estrellita...
húmedos callejones... Casas de tiempo viejo,
con ventanas que el viento, como un ladrón, agita...
Una copla canalla tiembla en el aire puro...
guiña un farol, su guiño se refleja en el muro
y hace mayor el duelo de los sucios portales...
El paso de la ronda se pierde en la calleja
y el rumor de las ramas, en la penumbra, deja
épicas remembranzas de días coloniales.
Lo tardío
Madre:
la vida enferma y triste que me has dado,
no vale los dolores que te ha costado;
no vale tu sufrir intenso madre mía,
este brote de llanto y de melancolía.
¡Ay! ¿Por qué no expiró el fruto de tu amor,
así como agonizan tantos frutos en flor?
¿Por qué, cuando soñaba mis sueños infantiles,
en la cuna, a la sombra de las gasas sutiles,
de un ángulo del cuarto no salió una serpiente
que al ceñir sus anillos en mi cuello inocente,
con la flexible gracia de una mujer querida,
me hubiera librado del horror de la vida?
¡Más valiera no ser a este vivir de llanto,
a este amasar con lágrimas el pan de nuestro canto,
al lento laborar del dolor exquisito,
del alma ebria de luz y enferma de infinito!
no vale los dolores que te ha costado;
no vale tu sufrir intenso madre mía,
este brote de llanto y de melancolía.
¡Ay! ¿Por qué no expiró el fruto de tu amor,
así como agonizan tantos frutos en flor?
¿Por qué, cuando soñaba mis sueños infantiles,
en la cuna, a la sombra de las gasas sutiles,
de un ángulo del cuarto no salió una serpiente
que al ceñir sus anillos en mi cuello inocente,
con la flexible gracia de una mujer querida,
me hubiera librado del horror de la vida?
¡Más valiera no ser a este vivir de llanto,
a este amasar con lágrimas el pan de nuestro canto,
al lento laborar del dolor exquisito,
del alma ebria de luz y enferma de infinito!
Ofrenda a la muerte
Muda
nodriza, llave de nuestros cautiverios,
Oh, tú que a nuestro lado vas con paso de sombra,
¡Emperatriz maldita de los negros imperios,
¿cuál es la talismánica palabra que te nombra?
Puerta sellada, muro donde expiran sin eco
De la humillada tribu las interrogaciones,
Así como no turba la tos del pecho hueco
La perenne armonía de las constelaciones...
Yo cantaré en mis Odas tu rostro de mentira,
Tu cuerpo melodioso como un brazo de lira,
Tus plantas que han hollado Erebos y Letheos.
Y la serena gracia de tu mirar florido
Que ahoga nuestras almas, exentas de deseos,
En un mar de silencio, de quietud y de olvido.
Oh, tú que a nuestro lado vas con paso de sombra,
¡Emperatriz maldita de los negros imperios,
¿cuál es la talismánica palabra que te nombra?
Puerta sellada, muro donde expiran sin eco
De la humillada tribu las interrogaciones,
Así como no turba la tos del pecho hueco
La perenne armonía de las constelaciones...
Yo cantaré en mis Odas tu rostro de mentira,
Tu cuerpo melodioso como un brazo de lira,
Tus plantas que han hollado Erebos y Letheos.
Y la serena gracia de tu mirar florido
Que ahoga nuestras almas, exentas de deseos,
En un mar de silencio, de quietud y de olvido.
Ojos africanos
Ayer
miré unos ojos africanos
en una linda empleada de una tienda.
era ojos de noche y de leyenda
eran ojos de trágicos arcanos..
Eran ojos tan negros, tan gitanos,
vagabundos y enfermos, ojos serios
que encierran cierto encanto de misterios
y cierta caridad con los hermanos---
Ayer miré unos ojos de leyenda
en una linda empleada de una tienda
ojos de huríes, débiles, huraños.
Quiero que me devuelva la mirada
que tiene su pupila aprisionada
con el lazo sutil de sus pestañas.
en una linda empleada de una tienda.
era ojos de noche y de leyenda
eran ojos de trágicos arcanos..
Eran ojos tan negros, tan gitanos,
vagabundos y enfermos, ojos serios
que encierran cierto encanto de misterios
y cierta caridad con los hermanos---
Ayer miré unos ojos de leyenda
en una linda empleada de una tienda
ojos de huríes, débiles, huraños.
Quiero que me devuelva la mirada
que tiene su pupila aprisionada
con el lazo sutil de sus pestañas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario